Sobre la obra:
MONET Claude (París, 1840; Giverny, 1926)
Lirios de agua. Efecto de la noche.
En 1893, Monet obtuvo, no sin dificultad de las autoridades locales, el permiso para excavar una cuenca debajo de su propiedad en Giverny. Tan pronto como el trabajo fue completado y una vez que la primera serie de plantaciones fueron terminadas, puso su caballete frente a este estanque, el cual definió como su «jardín de agua». Hará una primera serie de pinturas en las que sólo aparecen el agua, las plantas acuáticas y el cielo. Así, la línea del horizonte no es visible, los aviones se fusionan y se elevan hasta el lienzo mientras que el cielo sólo existe a través de su reflejo en el agua. La superficie líquida y en movimiento está animada por la presencia de nenúfares o lirios de agua cuyas grandes hojas parecen flotar. Ya sea en forma de corola o de botón, el artista se esfuerza por representarlos de una manera muy naturalista, lo que contrasta con sus obras posteriores. Este cuadro de 1897 es una de sus primeras evocaciones del lugar que será en adelante el tema recurrente de su inspiración.
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